La prima para edificios de viviendas que no se han sometido a una rehabilitación es el doble que para el resto de inmuebles

El temporal de lluvia y los fortísimos vientos que azotan España eventualmente dejan tras de sí la caída de macetas, antenas, cornisas y persianas, así como la rotura de cristales y la inundación de garajes. Tras los daños materiales y personales hay muchos millones de euros en juego que van a salir del bolsillo de las aseguradoras. O, en el peor de los escenarios, de la hucha de las propias comunidades de propietarios.

Es el abismo económico al que se enfrentan las fincas que no tienen contratado un seguro que cubra incendios, responsabilidad civil por daños a terceros, averías por agua, fenómenos atmosféricos, daños eléctricos, rotura de cristales y robo. Sin olvidar que en el caso de catástrofes, como terremotos, inundaciones o tempestades ciclónicas, actúa el Consorcio de Compensación de Seguros al que los vecinos pueden solicitar una indemnización.

Algo menos de 745.000 edificios de viviendas en España tienen un seguro comunitario, según los últimos datos disponibles que recoge la memoria social de 2014 de la patronal Unespa. El hecho de que no sea de carácter obligatorio –salvo en las regiones de Madrid y Valencia donde se exige cubrir los riesgos de incendios y daños a terceros– y la falta de liquidez que soportan las comunidades de propietarios explica que aún existan en España muchas fincas dejadas a su suerte. Resulta muy complicado saber cuántas están sin asegurar, pero «estimamos que hay unos 500.000 de los 1,9 millones de edificios residenciales colectivos», según concluye un estudio de Mutua de Propietarios.

Las fincas con más siniestros tienen entre 31 y 40 años de antigüedad

El número de pólizas de comunidades de vecinos va creciendo cada año, aunque a un ritmo lento, cercano al 1%. En cuanto al volumen de negocio, en 2015 fue de 836 millones de euros, un 1,16% más respecto a 2014, según ICEA. Que los propietarios se animen a suscribir pólizas «se debe a una mayor concienciación del valor de los activos inmobiliarios en relación al patrimonio de la población –un 80% del ahorro familiar se concentra en los inmuebles–, además de una oferta cada vez más competitiva por parte de las aseguradoras», opina Cristopher Bunzl, director general de Mutua de Propietarios, la compañía de seguros, fundada en 1835, más antigua de España.

Al igual que sucede en el seguro del hogar, las compañías han iniciado su particular cruzada para ganar clientes en un sector donde el 56% del negocio se lo reparten cinco firmas (Mapfre Familiar, Seguros Catalana Occidente, Generali Seguros, Ocaso y Mutua de Propietarios). Servicios adicionales y reducción de primas de hasta el 40% en algunos casos son sus mejores ganchos. «Los administradores de fincas estamos acostumbrados a renegociar la condiciones llegado el vencimiento de cada póliza. A la hora de lograr precios más competitivos adquiere especial relevancia el índice de siniestros, dado que las expectativas de riesgo o beneficio determinan la capacidad de maniobra de las aseguradoras», dice Salvador Díez, presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas de España (CGCAFE). «En estos últimos años, el descuento acumulado en el precio puede oscilar entre el 25% y el 40%», apunta.

Las fincas con más siniestros se dan en aquellas que tienen entre 31 y 40 años de antigüedad, seguidas de las que suman entre 10 y 20 años, según Unespa.

Algunos secretos para negociar. «Los factores que influyen en mayor medida en la tarificación son el capital de continente a asegurar y la antigüedad del edificio», explica José Luis Marín, director técnico y de siniestros de Mutua de Propietarios. Y, sobre todo, las rehabilitaciones efectuadas. Si no se ha realizado ninguna, la diferencia de precio entre un edificio antiguo y otro reciente puede llegar a ser de hasta un 50%, añade Marín. Así, cada mejora es una ocasión perfecta para llamar al seguro y presionar el precio a la baja. Una póliza multirriesgo puede costar entre 75 y 130 euros por vivienda.

LAS CLAVES A SEGUIR

COMPARAR ANTES DE CONTRATAR

*Comparar ofertas: para una misma comunidad de vecinos es posible encontrar notables diferencias en el precio del seguro, tal como ocurre en el seguro de hogar individual donde es posible ahorrar hasta 200 euros al año en la póliza, aconsejan desde varios medios del sector. Los seguros de comunidades son más complejos, por lo que se configuran a medida.

*Contratar lo necesario: habrá que valorar los riesgos reales que puede sufrir la propiedad y, además, ver si los vecinos están dispuestos a prescindir de algún tipo de cobertura a cambio de una prima menor, como la protección de los trasteros o el garaje comunitario que puede incluirse en las pólizas individuales.

*Instalar medidas de seguridad: cuanto menor sea el riesgo de que la comunidad sufra un robo, más se podrá ajustar la prima.

*Realizar un mantenimiento adecuado: si la comunidad no da partes con frecuencia, la renovación de la prima no aumentará.

*No renovar el seguro de forma automática: para poder ahorrar en la póliza, debemos estar atentos a su fecha de vencimiento para poder analizar las ofertas que existen en el mercado y valorar si merece la pena continuar con la compañía actúa.